Es posible que más de uno haya deseado en alguna ocasión poder mover objetos con la mente al estilo Luke Skywalker, disponer de la capa de invisibilidad de Harry Potter ó incluso poder escalar edificios con la soltura de un Spiderman. Es posible. Pero los buenos entendidos en esto de capacidades saben que existe una raza mucho más interesante y poderosa que los magos, pseudomagos, mutantes y superhéroes de barras y estrellas:
Las capacidades de los Señores del Tiempo.
Traducción de Alicia Winter | Fecha: 12-09-2013
No es fácil crecer en un mundo como el de Gallifrey, en absoluto... Su estricto código moral y legal articula cada acto de sus habitantes con el fin de mantener el equilibrio y el orden espacio temporal en todo universo conocido; para ello, uno de los principales objetivos es sin duda instruir a sus habitantes en ese código de conducta y conocimiento, propiciar que las capacidades naturales con las que nacen los Gallifreyan sean aptas para hacer el bien y cumplir el destino para el cuál fueron creados (recordemos que en Gallifrey los niños no son concebidos de modo natural, sino que se establece una selección para ser desarrollados posteriormente mediante incubadoras).
Ahora bien, ¿Cúales son esas capacidades naturales con las que la biología de Gallifrey dota a sus habitantes, de qué modo se interrelacionan con el Ojo de la Harmonía o la Matriz del Tiempo?
Veamos a continuación sus rasgos más característicos:
Los Señores del Tiempo están dotados de unas estructuras cerebrales muy diferentes a las nuestras, todas ellas vienen a configurar un cerebro singularmente desarrollado para todas aquellas dimensiones relacionadas básicamente con el complejo concepto “espacio-tiempo”. Se sabe por ejemplo que junto al hipotálamo disponen de unos pequeños órganos capaces de advertir crono-inestabilidades, configurando a su vez sus 27 sentidos (veintidós más que los humanos, recordemos: vista-oído-olfato-gusto y tacto) que vendrían a estar relacionados con las siguientes áreas:
Aceleración y balance: Los Gallifreyan pueden detectar la rotación de los planetas en los que se encuentran, así como la gravedad y la aceleración o dilación del paso del tiempo.
Sentido del tiempo: Conocimiento del momento temporal en el que se encuentran y cualquier anomalía que pueda afectarlo.
Capacidad para detectar alteraciones en los campos magnéticos (más de un Doctor ha comentado sentir “la piel de gallina”).
Capacidad topográfica: Los que les permite disponer de la aventajada habilidad de poder guiarse en cualquier medio o escenario, e incluso de medir a simple vista distancias y magnitudes.
Los Señores del Tiempo pueden deducir la edad relativa de objetos y seres vivos, así como percibir posibles “alteraciones” en las historias personales de las personas.
Todas estas dimensiones naturales requieren a su vez un largo proceso de entrenamiento con tal de aprender a controlarlas y sacar el máximo potencial de ellas; no es fácil, pero una vez dominadas les acompañaran de por vida en cada una de sus regeneraciones.
Otro aspecto singular y relativo a su genética, es sin duda su cuádruple hélice de ADN. Se trata de una línea rápida que se vincula de algún modo con las TARDISES, aportándoles transferencias de información sobre la cuarta dimensión y ofreciéndoles una singular cantidad de energía y sabiduría. Es algo excepcional.
De hecho, su actividad cerebral suele ser tan intensa que a menudo suele decirse que los Señores del Tiempo no duermen. Pero no es cierto. Lo hacen, pero es una actividad a la que dedican muy pocas horas...
¿Y sus sueños? Os preguntaréis, ¿Sueña un Señor del Tiempo? Desde luego que sí. Pero más que sueños son visiones, sombras difusas de materia que navegan por sus aventajadas mentes. A veces incluso reciben premoniciones al azar sobre el futuro, o padecen extrañas visiones mezcladas con instantes de pesadillas... Aunque no es frecuente. Estos estados son más habituales después de las regeneraciones, cuando los Señores del Tiempo necesitan del sueño para ir estabilizando su organismo y reordenando sus excesos de energía, instantes en los que pueden llegar a ver imágenes de sí mismos en esas nuevas encarnaciones.
En lo relativo al plano emocional cabe decir que es sin duda uno de los aspectos más complejos de los Señores del Tiempo. Tengamos en cuenta el inmenso poder de esta civilización, en sus manos pesa el mantener el perfecto equilibrio temporal en cada una de sus lineas, la presente y la futura... Si lo desearan, si un solo Señor del Tiempo deseara hacer uso de sus capacidades para hacer el mal, ó, simplemente ir en su provecho personal, las consecuencias serían desastrosas. De ahí que las normas de Gallifrey establezcan conceptos tan complejos como el “no enamorarse”, el no “reproducirse”, en esencia, limitar todos aquellos actos que alteren su equilibrio personal y los aboquen a esas pulsiones tan características de la humanidad como puede ser el amor, la pasión, los celos...
Un señor del Tiempo está abocado a la soledad de su propia pueblo y en ocasiones, hasta del distanciamiento personal total y absoluto de las razas a las que protege.
Esta frialdad conjugada con el peso de su poder puede abocar a algunos al abismo de la locura o incluso a la misma inhumanidad en su sentido más intrínseco, a un vacío personal en el que perder a veces la veleta de la moral, del bien y el mal. De ahí que las leyes de Gallifrey recomienden a veces el acompañarse en sus viajes por las llamadas “razas menores”, compañeros mediante los cuales encontrar el equilibrio personal y esa perspectiva donde la existencia adquiere sentido, donde el cariño y la amistad lime las astillas de sus soledades complementando su sentido de humanidad.
Traducción de Alicia Winter para Papel Psíquico.
Fuente: www.meshyfish.com
Imágenes: BBC
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