A continuación... ¿qué opinan nuestros colaboradores sobre este segundo episodio de la temporada 10 de Doctor Who? (Puede contener SPOILERS)
Jesús Remis
“Smile” es el primer viaje premeditado de nuestro querido Doctor Capaldi junto a Bill, tal y como ella le indica al inicio. Bill comienza a hacer esas pequeñas preguntas que quizá nos hemos hecho alguna vez pero que nunca habíamos visto en la pantalla, como el porqué de unos asientos en la TARDIS desde los que no llegas a pilotarla (con un chiste sobre Míster Fantástico, además), o cómo decide a qué lugar acudir. La respuesta del Doctor es a la vez ambigua y genial, te lleva a medio camino entre el lugar al que quieres ir y el lugar en el que debes estar.
En esta pequeña historia el Doctor y Bill fortalecen su relación mientras Nardole les prepara un desayuno en otro tiempo, nos da pistas sobre lo que será la incógnita de la temporada: esa puerta que no puede ser abierta y que está custodiando el Doctor. La nueva companion descubre cosas como que el Doctor tiene dos corazones, y a qué sabe una gelatina espacial. Pero también convierten la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia en una base para futuros colonos terrícolas, creada por los Vardy, unos nanobots enviados a crear un entorno habitable y sostenible para una nueva civilización. Estos Vardy usan los simpáticos robots emoji como interfaz, con emoticonos en lugar de cara, que además vigilan tu estado de ánimo. Una especie de Gran Hermano anímico, ubícuo y más peligroso de lo que aparenta.
Los Vardy se convertirán en un enemigo de la raza humana sin saberlo al terminar con todo aquel que no exprese un estado anímico agradable. Me recuerdan un poco a los aterradores Vashta Nerada, asesinos no totalmente conscientes de lo que hacían varados en un lugar que aparentemente se encontraba vacío de vida humana pero en el que nada resultó ser lo que parecía. El doctor tratará de salvar el entorno, a la colonia humana e incluso a estas criaturas que tratan de comprendernos. Y también a la recién llegada, con el viejo truco de intentar que se quede dentro de la TARDIS para evitar tener que preocuparse de ella. Y, como suele pasar, finalmente es Bill quien le da la clave y le ayuda a que la tarea termine de un modo bastante aceptable.
Una historia sobre los refugiados y lo que les espera en el lugar de destino, sobre comenzar aventuras con alguien nuevo, sobre malinterpretar los deseos y los sentimientos, sobre la amistad y los finales felices. Y es que la tristeza puede matarte, siempre es mejor ponerle una sonrisa a las inclemencias y avanzar a ver qué pasa.
Jorge Maseda
"¡Tengo una máquina del tiempo! ¡Puedo estar de vuelta antes de que nos vayamos! ". El episodio “Smile” presenta un comienzo fácil que expone al público a un peligro sencillo de comprender. Los emojibots reaccionan a los estados de ánimo del ser humano, es decir, cara feliz = emojibots felices. Cara triste = emojibots asesinos. Conclusión: no llores, porque si expresas cualquier malestar anímico; mueres.
No es la primera vez que los “enemigos” del Doctor imponen reglas para seguir respirando, y todos estamos muy acostumbrados a que nos pongan a prueba: No llores (Smile), no parpadees (Blink), ¡no toques jamás a Jamie! (The empty child), no mires a la criatura (Listen), no dejes que el agua te toque (The waters of mars), no dejes de contar tus sombras (Silence in the library), no mires a la momia del Orient Express y por supuesto, debes marcar tu brazo para no olvidar al Silencio (The Impossible Astronaut).
“Smile” es una aventura que muchos fans de Doctor Who pueden ver adecuada para ir calentando motores, ya que el Doctor y Bill han tenido mucho tiempo para hablar y fortalecer su amistad mientras investigaban la “nave espacial” diseñada por Calatrava. Y es que la nueva companion no deja de descubrir cosas nuevas al tiempo que pregunta al Doctor todas sus dudas: “¿Por qué los asientos de la TARDIS no se acercan a los controles?”, “¿Dónde está el volante?”, “¿Cuánto costó la TARDIS?”, “¿Por qué el Doctor tiene dos corazones?”, “¿Significa eso que tiene presión arterial alta?”, “¿Por qué la TARDIS tiene forma de caja de policía?”… etc.
Sin ofender a nadie, a mi no me ha agradado demasiado el episodio, y acabé con la misma sensación de aburrimiento que con el episodio “In the forest of the Night”, también escrito por Frank Cottrell-Boyce. Los mejores momentos se centran en las conversaciones entre el Doctor y Bill, pero el episodio avanza a ritmo de caracol y la trama no es especialmente interesante. El Doctor reacciona demasiado rápido al intentar hacer estallar la nave, aun sin saber dónde estaban exactamente los colonos. Y menos mal que ahí estaba Bill para frenar en seco los precipitados planes del Señor del Tiempo. Y bueno, qué decir de los Emojibots, primos lejanos de los Handbots de “The girl who waited”.
Aun así, el episodio nos plantea algunas dudas que relacionan al Doctor con su “exilio” en la universidad., y por qué prometió no salir de nuestro planeta durante todo este tiempo. El Doctor le dice a Bill que: "hace mucho tiempo sucedió algo. Y como resultado de aquello, hice una promesa. Como resultado de la promesa, tengo que quedarme en la Tierra” ¿Pero qué sucedió? ¿Cuál fue su promesa? ¿Qué hay en la bóveda que protege el Doctor? Y a todo esto, ¿Por qué Nardole actúa como si fuese la madre del Doctor?
Montse Garcia
Doctor Who es una serie especialista de reinventarse en cada nueva temporada. Utilizando premisas que ya nos son familiares de otros episodios (los Vashta Nerada de la biblioteca, la Momia del Orient Express, los monstruos acuosos de Marte, los robots relojeros de la nave Madame de Pompadour…) se cogen a los monstruos, inteligencias, naves, aliens,etc… de turno y se convierten en enemigos por no saber interpretar unas ordenes o un hadware.
De aquí parte el episodio que nos ocupa, “Smile”, ubicado en una futura colonia humana, en un entorno aséptico y minimalista, donde “La Ciutat de les Arts i les Ciències” de Valencia se convierte en el hogar de unos nanorobots llamados Vardy y que usan unas interfaces que se comunican con emojibots. ¿Cómo se convierten en enemigos de unos humanos que son infelices? No sabiendo responder a la tristeza, al miedo. Los humanos tienen que ser y estar felices.
Después de ver este episodio mi conclusión es: se mete en una coctelera la aventura de la serie clásica, “The Happines Patrol” (1988), donde el Séptimo Doctor y Ace se encuentran con un entorno donde los humanos han de ser felices por narices o morir (sino Kandyman al ataque), “The Girl of the Fireplace” y Apalapucia, se agita sin mezclar y ya tenemos la primera aventura del Doctor y Bill en un futuro.
Tengo que confesar que este episodio se me hizo muy lento en algún momento, pero la química entre el Doctor y su nueva compañera me encanta. Se necesitaba este soplo de aire fresco que es Bill, preguntona y pizpireta ella.
Visualmente es brutal. La monumental obra de Calatrava queda impresionante como decorado de futuros alternativos. Y tengo que decir que es divertido ver un entorno conocido en tu serie favorita.
Y como siempre, empezamos a introducir pistas en la trama que nos enganchan: ¿por qué Nardole está con el Doctor?, ¿qué hace en esa universidad cual Profesor Chronotis en "Shada"? ¿qué está custodiando? ¿porqué esas fotos y destornilladores en la mesa del escritorio? En fin… tiempo al tiempo, que todo será respondido por el augur Moffat.
Y vosotros, whovians, ¿qué opinión tenéis de este episodio? Os invitamos a dejarla en los comentarios.
Artículo de Jesús Remis, Jorge Maseda y Montse Garcia para Redvista Papel Psíquico.
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